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VESTIDO, HABITACIÓN Y ARQUITECTURA EN LA GRECIA ANTIGUA Hippolyte Tayne


En la antigua Grecia, una túnica corta y sin mangas, para el hombre, y una túnica larga y doble desde los hombros a la cintura, para la mujer, constituyen la parte principal del traje, a lo que puede añadirse un trozo cuadrado de tela para envolverse o un velo para salir a la calle en el tocado femenino, y sandalias con frecuencia (…) a menudo el griego iba descalzo y con la cabeza descubierta. Todas estas vestiduras pueden quitarse en un momento, no oprimen el talle, sino que indican las formas del cuerpo: el desnudo aparece por los intersticios y en los movimientos. Se despojan de sus ropas en los gimnasios, en el estadio y en muchas danzas solemnes (…) El traje no es para ellos más que un accesorio holgado, que permita el cuerpo moverse libremente y que puede desparecer, si se desea, con una gran rapidez.
Idéntica sencillez en la segunda envoltura del cuerpo, es decir, en la habitación (…)

En Grecia, un teatro contenía cincuenta mil, y costaba veinte veces menos que los nuestros, porque la naturaleza generosamente sufragaba todos los gastos. El flanco de una colina, donde se dibujaba la gradería circular; un altar en el centro, y en lo más bajo un muro esculpido, como el de Orange, para que resuene la voz del actor; el sol por toda iluminación, y como decoración lejana, unas veces, el mar resplandeciente; otras, grupos de montañas vestidas de luz. Los griegos sabían llegar hasta la magnificencia por la sobriedad y atender a sus placeres, como a todos sus asuntos, con perfección inaccesible a nuestras prodigalidades de dinero. 

Hippolyte Taine (1945). Filosofía del arte, Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina SA, pp. 245-246). 

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