El amor a la verdad es una de las motivaciones más fuertes que llevan a que uno se engañe a sí mismo y a los demás.
Paul Feyerabend (2001) La cobnquista de la abundancia. Barcelona, Paidos, p. 189.
Leyendo esta idea me asaltan recuerdos.
Nuestro querido J D García Bacca nos advierte en modo similar cuando expresa que la verdad no necesita que creamos en ella. Sugiere un tanto de escepticismo, el mismo que Descartes cultivó para llegar al fondo de su propuesta filosófica.
Y el otro recuerdo es el de un profesor muy serio quien se sorprendía de que yo no defendía la teoria de la arquitectura, la materia de dicto en la FAU-UCV.
¿Acaso la teoría y la verdad necesitan de mi o de él?
La verdad no necesita ni defensa ni defensores.
Feyerabend era un provocador. Pero debe decirse: muchas veces acertaba.
Paul Feyerabend
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