Rafael Cadenas escribe esto:
En las universidades existe siempre el peligro de que la literatura deje de ser lo que es –la manera más entrañable de habla- para volverse objeto de estudio, algo que será viviseccionado en lugar de ser vivido. (Cadenas, 2010: 24).
Con un pequeño giro, repetiré la cita, hablando ahora de arquitectura:
En las universidades existe siempre el peligro de que la arquitectura deje de ser lo que es –la manera más entrañable de construcción- para volverse objeto de estudio, algo que será viviseccionado en lugar de ser vivido.
Me llama mucho la atención como ciertos profesores hablan de la arquitectura como si fuese mera cosa, cualquier cosa. No distinguen entre construcción y arquitectura. Eluden valorar. Les cuesta reconocer el talento y la determinación del arquitecto por alcanzar esa manera entrañable del construir.
Explican siempre. Y explican por debajo, por la objetividad, por las circunstancias. No admiten ni su vuelo ni el de los demás.
Es importante que quien escribe la cita es un poeta. Uno que ha sido también profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad Central de Venezuela. Él sabe porque dice lo que dice. Y yo también lo sé.
El afán de cortar y analizar es aquel del científico. Tal proceder resulta conveniente cuando lo estudiado es la naturaleza. Para los temas cargados de humanidad, dígase literatura o arquitectura, tal proceder resulta injusto.
En doble sentido. Primero, porque pretende una aproximación mezquina a la arquitectura como cultura y a las obras más logradas. Y en segundo lugar, porque pretende que todos hagamos lo mismo.
Hans Georg Gadamer decía que la poesía no es solo mentar.
Digamos también que la arquitectura no es solo construir.
Cadenas, Rafael. 2010. Dichos. Mérida, Universidad de Los Andes, Dirección General de Cultura y Extensión.
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