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Dos obras en sus elementos repetitivos y singulares

 Aclaratoria previa

En este artículo voy a tratar de dos obras de arquitectura, empleando un par de categorías que propongo como recursos de análisis de teoría de la arquitectura. Se debe entender lo que sigue como un ejercicio de comprensión, siempre parcial, que creo tiene utilidad. Sin embargo, quiero subrayar que lo que sigue no constituye una síntesis comprensiva de las dos obras. Tampoco se abordan todos los temas relativos a ambas.

Las dos obras son bellas. Los aspectos de ellas que pondré de relieve son condiciones de esa belleza. Pero no son las razones suficientes. Hay algo más allá –la arquitectura como un todo- que contiene las cualidades de estas dos magníficas obras.

El ejercicio que haré tiene que ver con lo que Joao Rodolfo Stroeter llama “El placer del conocimiento” (Stroeter, 2005). Se trata de la genuina curiosidad por conocer cómo están constituidas las obras. Así lo explica:

En el cine, como en otras tantas actividades, lo que se hace es tan importante como la manera en que se hace (…) Al apreciar una obra de arte, sentimos y revivimos, de alguna manera, la libertad y el entusiasmo de quien la hizo y reconocemos el (los) camino(s) inteligente(s) que el autor utilizó para llegar a la solución (…). (Stroeter, 2005: 83).

 Se trata del gusto por conocer y reconocer. Sin embargo, tenemos que estar conscientes que los problemas son muchos y diversos. Igualmente los caminos andados por el autor.

Otro aspecto que quiero señalar es que desde hace ya tiempo suelo practicar la comparación. Es una estimulante manera de conocer las cualidades arquitectónicas.

La dupla de análisis

 El par del que voy a tratar ha sido para mí una suerte de descubrimiento y de toma de conciencia. Lo llamo: elementos repetitivos y elementos singulares. Los reconozco en mis proyectos, en los de otros, y considero son invariantes de arquitectura y proyecto. En todos los tiempos y en todas las circunstancias.

Después de reconocido este par analítico, su presencia se vuelve evidente. Tanto que parece una simpleza. Sin embargo, creo que es un válido recurso de análisis y realización.

Se trata de desmenuzar la configuración de la forma global del proyecto, de esa estructura que es simultáneamente coherente y diversa. La analogía la encontramos en la naturaleza: en los ríos, en los cuerpos de los animales, en los continentes y en los océanos. Esta organización implica particularidades y por lo tanto términos que aluden a esas precisiones: paredes, ventanas y puertas, interior y exterior, espacios servidos y de servicio. Juego dialéctico entre lo que tiende a abarcarlo todo y lo que se comporta como un acento.

Este par implica necesariamente un reto de proyecto. Aquel que se presenta en los bordes, en el paso de un sistema a otro. En la necesidad de coherencia por repetición, pero también en la atención al problema particular.

Digamos que con esta última idea aparece un tercer componente. Tenemos así: elementos repetitivos, elementos singulares y las variadas articulaciones entre ambos.

Elementos repetitivos

Son aquellos que, por su repetición, no se distinguen individualmente. Conforman valor coral y continuidad dentro del conjunto. La repetición de elementos es la forma más evidente para generar orden.

Los elementos repetitivos corresponden a situaciones que –igualmente- se repiten. Por ejemplo: espacios semejantes, ventanas y puertas iguales, objetos idénticos, medidas y módulos iguales.

Elementos singulares

Son elementos, objetos o medidas que se presentan una sola vez, o en pocas cantidades, conformando acentos especiales fácilmente reconocibles. En algunos casos, son factores de identidad; objetos de características extrañas o contrastes dentro del conjunto de la obra. Casos de esta categoría son los campanarios de las iglesias, las plazas en los intrincados centros urbanos, la Torre Eiffel, el Centre Pompidou o el arco de La Defense en París, la Biblioteca Central roja y negra en la Ciudad Universitaria de Caracas.

Dos obras caraqueñas

Voy a analizar este par en dos obras ejemplares de Caracas: la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC. Carlos Raúl Villanueva, 1944-. 164 hectáreas) y el Parque del Este (Roberto Burle Marx y otros (PDE. 1950-1961. 87 hectáreas). Dos emblemas caraqueños y piedras miliares de la arquitectura moderna venezolana. Hoy, ambos conjuntos se encuentran en deplorable estado y en riesgo de perder sus notables características. En relación a la ciudad, ambos conjuntos son elementos singulares. El primero por ser un campus universitario de edificios separados por áreas verdes; entre otros rasgos. El segundo, en honor a su nombre, es fundamentalmente obra de paisajismo; moldeada por la configuración de la topografía, por los senderos y por la compleja estructura formal que se logra con las diversas especies de vegetación. La otra característica común es que son conjuntos unitarios, diseñados como grandes proyectos unificados, indiferentemente de la participación de colaboradores y de piezas singulares de otros arquitectos. Las dos son obras en las que se reconoce las formas de hacer arquitectura de sus dos autores: Villanueva y Burle Marx.

Antes de entrar de lleno en el tema, algunas otras precisiones de los dos conjuntos.

Accesos y conexiones con la ciudad

 La CUC tiene tres accesos principales con cierta equidistancia. Permiten la conexión del conjunto con diversas zonas de la ciudad. Tres de esos accesos, dan lugar en el proyecto a tres grandes playas de estacionamiento (Plaza del Rectorado, estacionamiento al sur del edificio de la Biblioteca Central y estacionamiento y plaza de los dos estadios). Desde estos puntos perimetrales focales se desprenden estructuras de caminerías y pasillos cubiertos que conforman la circulación del conjunto.

En el caso del PDE sucede algo similar. Tiene dos accesos, uno el noroeste sobre la Avenida Francisco de Miranda y otro por la prolongación de la Avenida Sucre de Los Dos Caminos hacia la autopista del este. En estos sitios se ubican sendas playas de estacionamiento. Y desde estos puntos se generan los trazados de la circulación peatonal, en forma similar al caso anterior.

 Los sistemas de circulación

En ambos casos, los sistemas de circulación peatonal se conforman en elementos claves del conjunto. Elementos repetitivos por excelencia que permiten unir los diversos puntos de interés de ambos conjuntos. Veamos las características de ambos sistemas.

Sistema de circulación de la CUC

En la CUC, la circulación peatonal es más que un elemento funcional que sirve de conexión en lo urbano. El tratamiento que Villanueva la da a la circulación es expresión de la universalidad de la educación. Se manifiesta en la posibilidad siempre presente de tomar diversos caminos. La malla es muy variada y nunca un recorrido tiene más jerarquía que otro. Todos los caminos son igualmente válidos. Universidad y universalidad tal y como la entiende magistralmente Villanueva. Veamos ahora como se configura.

Este conjunto se desarrolla de este a oeste. En los extremos dos polos: al oeste el Hospital Clínico Universitario, al este los dos estadios: El Olímpico y el de Beisbol. El conjunto tiene un corazón claramente definido: el cuerpo cultural central. Como usos alberga el Rectorado, El Paraninfo, Aula Magna, Sala de Conciertos y Biblioteca Central. Es un conjunto construido con una generosa y estupenda circulación peatonal que converge en el espacio más notable del conjunto: la Plaza Cubierta. Al oeste se encuentra un extenso jardín a modo de contrapunto (1). Desde varios puntos existen conexiones peatonales cubiertas y descubiertas. Aquí la analogía es simple: un corazón pleno de vida, del cual salen arterias que se van ramificando y conectando con cada rincón del conjunto.

En definitiva hay unos nodos de inicio y final de los recorridos –las puertas y los estacionamientos- un corazón central, dos polos en los extremos y las diversas facultades que se organizan en zonas especializadas.

Cada una de  las partes relatadas se conecta a un sistema de circulación preferentemente cubierta; los así llamados corredores. Aunque tienen diversos diseños, lo que aquí interesa destacar es su carácter de repetición y sus similitudes.

Si bien la circulación peatonal se concreta fundamentalmente en los pasillos, también sucede que la circulación urbana se integra también a los edificios. Con esto se diluye el límite entre exterior e interior así como aquel entre edificio y calle.

Este complejo sistema de circulación peatonal del conjunto constituye un elemento repetitivo dentro del conjunto de la CUC.

Sistema de circulación del PDE

En el caso del parque, la circulación peatonal es igualmente fundamental. Obedece a una condición connatural al uso; el parque se utiliza mediante el recorrido del peatón.

En el interior del parque se incluyen algunos usos diferenciados: el planetario, los diversos lugares que contienen especies animales (las jaulas de las aves, el herpetario), baños y cafetines. Sin embargo, estos usos no generan polos jerárquicos. Están repartidos con cierta libertad. Así, la circulación se adapta a esa situación. Al igual que en la CUC, todas las circulaciones son semejantes. La única diferencia se da por el uso: la circulación externa perimetral es la más usada por las personas.

 Como expresión concreta, hablamos de las caminerías de cemento, de ancho casi invariable.

 Y de nuevo toca destacar la similitud con la circulación de la CUC. También aquí hablamos de una estructura formal de proyecto que apunta a lo repetitivo.

Sin embargo, debo hacer una aclaratoria. Y vale tanto para la CUC como para el PDE. En términos funcionales, los sistemas de circulación se comportan con la eficiencia de un sistema hidráulico o de tráfico absolutamente eficientes. Son exactos, precisos.

 La imagen ambiental

 Ya lo expresé antes, estos dos conjuntos son elementos singulares de la ciudad. Conforman importantes muestras del patrimonio arquitectónico de Caracas.

La ciudad, mientras la vivimos, nos va dejando impresiones. A veces esas impresiones están cargadas de connotaciones negativas. En cambio, en los casos que tratamos se trata de magníficas arquitecturas que se disfrutan a través del recorrido y de las imágenes que se van acumulando. En relación a esto, cabe citar a Kevin Lynch:

Una imagen ambiental eficaz confiere a su poseedor una fuerte sensación de seguridad emotiva. Puede éste establecer una relación armoniosa entre sí y el mundo exterior. Esto constituye el extremo opuesto  del miedo provocado por la desorientación; significa que la dulce sensación del hogar es más fuerte cuando el hogar no sólo es familiar sino también característico.

A decir verdad, un medio ambiente característico y legible no brinda únicamente seguridad sino también realza la profundidad y la intensidad potenciales de la experiencia humana (…) Potencialmente, la ciudad es en sí misma el símbolo poderoso de una sociedad compleja. Si se la plantea bien visualmente, puede tener asimismo un intenso significado expresivo. (Lynch, 1974: 13).

CUC y PDE, dos conjuntos arquitectónicos que se caracterizan por su eficiencia funcional y por su gran carga expresiva. Arquitecturas que enaltecen nuestro paisaje y nuestro clima.

 

Ciudad Universitaria de Caracas. Vista del cuerpo central desde el gran jardín (Luis Polito)

 

Parque del Este. Las caminerías, el tratamiento de la topografía y la vista de la montaña (Luis Polito)

  

Lo singular y lo repetitivo en juego de contrastes

Ya se dijo, lo singular y lo repetitivo se reconocen en ambos conjuntos en los sistemas de circulación.

Y en cada caso, el contraste entre singular y repetitivo se produce por la geometría del trazado de esos sistemas. En ambos casos, existe una forma dominante y otra forma singular. Y ambas conforman el sistema de circulación.

¿Cuáles son estas dos geometrías diversas?

En buena medida obedecen a dos sistemas opuestos, característicos de la arquitectura moderna, pero en buena medida universales. Estos son: 

1- Un sistema ortogonal ineludible, tal como un sistema de coordenadas. Es el mundo del ángulo recto y de la línea recta.

2- Por otra parte, un sistema serpenteante, caracterizado por el trazado curvo. No hay aquí ni esquinas ni cruces. Los cambios de dirección se producen suavemente, tal como los meandros de un río.

 Más adelante veremos como el propio diseño de algunas piezas protagonistas contribuyen con sus formas a reiterar un sistema u otro. Y veremos el juego de contrarios que se da entre la CUC y el PDE.

Con libertad, hablaré de un sistema ortogonal y de otro curvo-continuo.

 En su análisis de la planta libre como principio de la arquitectura moderna, Christian Norberg-Schulz explica que tanto Wright, como Mies y Le Corbusier impusieron a sus primeras obras un preciso patrón: los elementos ordenadores son ortogonales (Le Corbusier emplea curvas en elementos singulares). Mies explica que para él es solo una escogencia entre tantas, y reconoce los logros del barroco empleando las curvas (Norberg-Schulz, 2005: 62). 

Según Norberg-Schulz, Alvar Aalto se aparta del patrón ortogonal, ofreciendo una versión dinámica de la planta libre, orientada al empleo de analogías con la naturaleza. Por una parte, Aalto es cada vez más capaz de romper la modulación estricta de los elementos estructurales. Por otra parte, emplea la pared ondulada, que en ciertos casos “se adueña de todo el edificio” (Residencia Baker del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) (Norberg-Schulz, 2005: 64).

En buena medida, en la arquitectura de Aalto conviven ambos sistemas. Para encontrar obras completas que emplean el sistema curvo-continuo tenemos que referirnos a la arquitectura de Oscar Niemeyer y a los jardines de Roberto Burle Marx.  

Aquí toca comentar algo. Norberg-Schulz alude a arquitectos y a obras en los que claramente se observa el empleo de un único sistema. Sin embargo, en el caso de las obras de madurez de Le Corbusier se observa cada vez más el empleo de formas curvas-continuas. Emplea en forma libre un sistema u otro, y en muchos casos los combina en una misma obra.

No quiero extenderme en mayores comentarios sobre este interesante tema. Solo anunciaré que tanto en la CUC como en el PDE se emplean ambos sistemas; uno como imagen de la constancia y el otro como efecto de forma acentuada y única (2).

¿Cómo es el sistema de circulación peatonal de la CUC?

 Ya señalamos la importancia de los corredores cubiertos. Y también como la circulación que se realiza por ellos a veces se funde con los espacios interiores de los edificios. Y en otro caso, del cual hablará en detalle, la circulación se integra al espacio más importante del conjunto: la Plaza Cubierta. De ella se puede decir que es plaza, lugar de descanso y paso, museo abierto y vestíbulo del Aula Magna. 

Dentro de este complejo sistema, podemos diferenciar con claridad los corredores cubiertos.  

Predominantemente, los corredores cubiertos y los edificios del conjunto obedecen a un trazado ortogonal, de este a oeste y de sur a norte. En este sentido, este doble sistema de circulación, tal como un sistema de coordenadas, permite el recorrido por todo el conjunto.

 CUC. Planta de conjunto. En rojo, los pasillos.

Las direcciones son fáciles de reconocer. Los cruces producen nodos de esquina, en donde las personas o bien continúan por la misma senda o cruzan a noventa grados, para tomar otra dirección.

 Perceptivamente, se reconocen fácilmente corredores en dirección norte-sur o este-oeste.

 CUC. El pasillo de las banderas, dirección norte-sur (Luis Polito)

 CUC. El pasillo de Ingeniería, este-oeste (Luis Polito)

 Los corredores, aun con sus variantes, conforman con toda claridad un elemento repetitivo dentro del conjunto, por su función, por su forma y trazado.

Si se observa con detenimiento el plano de la CUC se reconocen fácilmente las constantes descritas. A destacar como en algunos casos, hay ciertos elementos que se viran ligeramente. Y uno de ellos lo hace con inusitada fuerza: el Aula Magna. Su posición y su borde curvo al interior del conjunto hacen de ella una bisagra que logra el cambio de dirección entre norte-sur y este-oeste. Se reconoce, desde ya, que describo un elemento caracterizado por su singularidad.

En las siguientes plantas se observa con claridad el trazado de la Plaza Cubierta. La bisagra es ahora funcional y espacial, una suerte de pieza de movimiento giratorio, centrípeto y centrífugo, que se conecta en forma indistinta hacia los cuatro puntos cardinales y por lo tanto al resto del conjunto universitario. Hay aquí una feliz comunión entre el sistema ortogonal (virado para destacar su singularidad) y el sistema curvo-continuo.

 

 

Planta del Cuerpo Central. En rojo el contorno de la plaza Cubierta. En azul los dos ejes: norte-sur y este-oeste

 Planta de la Plaza Cubierta. Proyecto original (cortesía de COPRED)

Para terminar la descripción de este elemento singular del conjunto, toca señalar como las curvas se emplean en los bordes de los techos tanto en sus perímetros externos e internos. Igualmente, los murales, auténticos acentos de arte, forma y color, se destacan por su planimetría curva.  

En la descripción que hago, primero me refiero a la constancia y reiteración del trazado ortogonal en el grueso del conjunto. Luego me detengo en las formas particulares curvas y continuas. A destacar que estos elementos se perciben en forma distinta en la experiencia arquitectónica. Lo que se repite se vuelve un motivo rítmico. Igualmente de orden. Permite inclusive una cierta sensación de forma mitigada, de motivo sottovoce. Si luego entramos en el maravilloso entorno de la Plaza Cubierta las curvas nos imponen su presencia. Si somos cuidadosos en nuestra percepción vemos como el trazado curvo no es únicamente el de la materia, sino el de la sombra que se dibuja en el plano del pavimento. Llegamos al momento del clímax, al momento del allegro vivace. Motivo en sí mismo, pero también motivo que se enaltece por el contexto que lo precede. Ya se ha dicho, la arquitectura es arte del tiempo, del recorrido.

A concluir este punto.

Con la descripción hecha no deben quedar dudas acerca de lo repetitivo y lo singular. La constante geométrica hace evidente ambos sistemas.

Al comienzo hablamos de un tercer componente: la articulación entre sistemas. En el caso que analizamos ambos sistemas conforman la circulación peatonal del conjunto universitario. Es decir, que ambos sistemas, aun siendo diferentes, hacen parte de un todo mayor.

Sin embargo, cada parte está claramente definida. Los pasillos (llamados también corredores o aceras) tienen una topología lineal (ya lo dijimos: este-oeste o norte-sur). Y tienen anchos más o menos constantes. En el caso de la Plaza Cubierta el espacio se dilata y se abre hacia los cuatro puntos cardinales.

El tratamiento del suelo continuo nos permite reconocer que ambos sistemas aun diferenciándose en cuanto a geometría corresponden a una finalidad común: la circulación. Otra característica común es la presencia del techo (protección al sol y a la lluvia) y la ausencia de paredes para permitir el paso del aire. Sin embargo, en la articulación entre ambos sistemas se produce un cambio. Se trata de la altura del espacio cubierto. En el caso de los pasillos nunca rebasa los 3,00 metros. En el corazón de la Plaza Cubierta la altura es de 4,50 metros. Con esto, se permite el reconocimiento de la mayor jerarquía del espacio de la plaza.

Hay otro elemento sutil pero claro que contribuye a dar identidad al ámbito de la plaza Cubierta y de otros aspectos del Cuerpo Central. Los pasillos cubiertos son todos realizados en concreto armado a la vista. Su expresión es austera. En forma diferente, en la Plaza Cubierta aparecen las superficies recubiertas de mosaico vitrificado o de cerámica en los diversos murales. Las dos esculturas exentas están realizadas en bronce. Otra pieza de Vasarely es de aluminio. Y también observamos superficies de madera. Estos acabados, de mayor calidad, ayudan a acentuar el carácter central y jerárquico de este lugar único dentro del conjunto universitario.  

 

 Plaza Cubierta. Al fondo el bimural, obra de Fernand Leger (Luis Polito)

 

Una de las obras de arte de la Plaza Cubierta: El Pastor de Nubes de Jean Arp. Hecho en bronce (Luis Polito)

 

 Otra obra. Mural de Mateo Manaure. Acabado en cerámica vitrificada. Al fondo se observa la taquilla del Aula Magna, en madera (Luis Polito)

  ¿Cómo es el sistema de circulación peatonal del PDE?

En este caso, la idea de dos sistemas en contraste se mantiene. Las geometrías se invierten. El trazado curvo-continuo configura el sistema repetitivo, mientras que el sistema ortogonal se adueña del acento singular.

Aquí, las caminerías son descubiertas. Son aceras de cemento, casi siempre delimitadas a ambos lados por superficies de grama. Tienen ligeras pendientes. Al igual que en el caso de la CUC, los anchos se mantienen constantes, reiterando la función de circulación continua. Sin embargo, el paseo por estas caminerías nunca es repetitivo ni rutinario. El resto de los componentes de diseño genera un auténtico espectáculo pictórico: la forma del suelo, las especies de vegetación baja y los variados árboles (el parque es una suerte de museo de los árboles de Caracas, del resto de Venezuela, de Centro y Sur América), las diversas perspectivas del Ávila. A destacar  que esta experiencia varía a lo largo de las horas del día y así mismo a lo largo del año, con los cambios de la luz natural y con las diversas floraciones y mutaciones de las hojas.

El trazado curvo del conjunto y la repetición de elementos similares hace que la percepción del espacio del parque se revele más misteriosa que la de la CUC.

 Parque del Este. Planta

 

 

El trazado repetitivo. Curvas continuas definiendo los límites de las caminerías y de las lagunas artificiales (Luis Polito)

 

Particular de una caminería. El característico trazado curvo y continuo (Luis Polito)

 Además de la serpiente continua, en el plano se señala el elemento único, caracterizado por la geometría ortogonal en claro contraste con el resto. Este lugar, vinculado a la entrada principal del parque (por la Avenida Francisco de Miranda), está compuesto por tres espacios principales de oeste a este: la plaza de acceso con la concha acústica y un cafetín en sus dos extremos, los dos patios y la zona de la gran fuente de agua.

 El trazado único, ortogonal. Plaza de acceso (Luis Polito)

 

 Vista del área de la plaza de acceso desde el cafetín. Al fondo el primer patio (Luis Polito)

 

 Vista de los dos patios (Luis Polito)

 

Zona de la gran fuente de agua (Luis Polito)

Al igual que en la CUC, también aquí otras precisiones de proyecto contribuyen a destacar el carácter de esta zona del parque que se revela como elemento singular.

Por una parte es llamativa la presencia del agua en diversas fuentes; en la gran fuente con su caída de agua que se desprende de un pórtico de concreto de gran altura. También aquí la mayor altura es signo de la jerarquía del lugar. Además, el primer patio al oeste está caracterizado por la presencia de caídas de aguas, chorros desde el suelo y superficies bajas que reciben las aguas. 

 Acceso al primer patio. La pared en primer plano delimita el acceso (Luis Polito)

Los dos patios contiguos son los únicos espacios de todo el parque delimitados por paredes. La vista hacia afuera es permitida únicamente en las puertas. El color, elemento constante en el parque, se logra aquí por los revestimientos en cerámica de las paredes (3). Nuevamente, se reconocen los efectos particualres que generan la definición del carácter singular de ciertos espacios. En los espacios abiertos del parque, el color es aquel que provee la vegetación, el agua y el cielo. En cambio, en el interior de los patios destacan los colores netos de las superficies de las paredes (similares a los murales de la CUC) combinados con agua y vegetación.

 

 La pared del primer patio con su acabado de cerámica de colores y los juegos de agua (Luis Polito)

 Particular (Luis Polito)

 El segundo patio. Aquí la pared es más homogénea, toda roja. No hay agua (Luis Polito)

Ya lo dije al comienzo y toca insistir. Estas dos obras son magníficas. Para todos son sitios de disfrute y de utilidad. Para aquellos que estamos involucrados con la arquitectura y el proyecto son lugares llenos de lecciones.

Una que estas dos obras muestra con claridad es la conjunción entre elementos repetitivos y elementos singulares. A destacar que los recursos de la arquitectura no son aquellos de los materiales sino aquellos del proyecto. El proyecto emplea obviamente materia, pero lo que es central en el proyecto es la disposición de la materia: en sus medidas, contrastes, posiciones, modulación y geometría, escala, patrones. En fin, de todos aquellos asuntos propios del proyectar.

Uno de los aspectos claves en lo que hablo es el manejo de la ausencia de materia. Me refiero al espacio en ambos conjuntos. Al modo de Lao-Tse, la materia sabiamente empleada sirve de límite y definición de lo que carece de materia; el vacío en el que caminamos y corremos, en el que descansamos o recibimos clases, el que nos permite realizar una diligencia o mirar la silueta de un cuerpo que atrae.

En un próximo artículo continuaré acercando más la mirada a las superficies para descubrir detalles adicionales.

Notas

(1) Este lugar se le conoce como tierra de nadie. La palabra nunca es inocente y por eso me niego a emplear este nombre para este magnífico espacio abierto. Evidentemente es un lugar sin destino preciso, sin una función meramente utilitaria. Corresponde a lo que el profesor Nuccio Ordine llama la utilidad de lo inútil. No todo puede medirse en términos de eficiencia y de provecho material. Entre otras cosas este espacio permite la visión del cuerpo central de la CUC. Y en términos de proyecto no es un espacio residual; al contrario. La alusión a una tierra de nadie revela una manera de pensar que es incapaz de valorar lo colectivo y el bien común. Si tuviera que proponer un nombre llamaría a este lugar la tierra de todos.

(2) Cuando se habla de planta libre y de los dos sistemas debo hacer ciertas aclaratorias. Norberg-Schulz entiende la planta libre como un principio de la arquitectura moderna, que va más allá de la idea que Le Corbusier tiene de ella. En el segundo caso, el principio alude a la independencia entre tabiques y estructura. Para Norberg-Schulz se trata de un ideal de la arquitectura moderna, una forma que apunta a la libertad en su sentido más amplio. Esto le permite incluir a la Villa Mairea de Alvar Aalto como expresión de planta libre, cuando en realidad no corresponde a la idea que Le Corbusier tiene del término. A nuestro efecto, empleo el término en el sentido de Norberg-Schulz.

En el caso de las obras que tratamos, en la CUC se trata estrictamente de arquitectura interior, por lo tanto se debe recordar el tema del soporte estructural. En el caso del PDE no existe la necesidad de estructura por ser un conjunto e espacios abiertos. Más allá de la presencia o no de estructura, me concentro en comparar el patrón geométrico de ambos conjuntos.  

(3) A continuación describo algunas características del proyecto original y luego un par de torpezas.

En el proyecto, el color se incluye únicamente en las caras internas de los patios. Con esto se enfatiza el carácter único en el tratamiento de los patios, en los que se combinan los trazados de las caminerías, la vegetación y el agua. En el primer patio los colores predominantes son azules, amarillos y blancos. En el segundo patio el color es rojo. Las paredes hacia el exterior están terminadas en concreto en obra limpia. Tienen una expresión neutra.

Dos intervenciones de los últimos tiempos han desvirtuado el proyecto original. La primera es la inclusión de un mural pintado sobre la superficie de una pared de los patios, ubicada al sur. La segunda es la sustitución de la cerámica de color rojo, por pintura de un color similar, aplicado sobre un friso rústico. En un futuro, cuando Venezuela recupere su sentido común, estas dos intervenciones se deben revertir.

Referencias consultadas

 - Lynch, Kevin. 1974.                        La imagen de la ciudad. Buenos Aires, Ediciones Infinito.

 - Norberg-Sculz, Christian. 2005.      Los principios de la arquitectura moderna. Barcelona, Editorial Reverte.

- Stroeter, Joao Rodolfo. 2005.         Arquitectura y forma. México DF, Editorial Trillas.

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