Ir al contenido principal

APLICACIÓN DEL MÉTODO CIENTÍFICO Y CONTRASTE EVIDENTE



Mario Bunge explica qué es el método científico y cuál es su  aplicación. A pesar de que la ciencia aspira a la universalidad; ni la ciencia ni su método constituyen herramientas universales para todos los fines. Leamos:
El hombre ha inventado multitud de procedimientos para hacer de todo, desde naves espaciales hasta teorías sobre teorías. Algunos de esos procedimientos son regulares y han sido formulados explícitamente como otros tantos conjuntos de reglas. En tal caso suele llamárselos métodos. Pero no toda actividad racional ha sido reglamentada. En particular, nadie ha hallado, ni acaso pueda hallar, métodos (o  conjuntos de reglas) para inventar cosas o ideas. La creación original, a diferencia de las tareas rutinarias, no parece ser reglamentable. En particular, no hay métodos (reglas) para inventar reglas (métodos). Y recíprocamente, el trabajo reglado, o a reglamento, no se distingue por su creatividad. Quienes creen lo contrario, o sea, que hay métodos para-toda; y que para hacer cualquier cosa es necesario y suficiente aprenderse los métodos correspondientes, son metodólatras a quienes no se debe ninguna contribución original obtenida usando los métodos que preconizan.



La manera de proceder característica de la ciencia se ha dado en llamar el método científico, El nombre es ambiguo. Por una parte es merecido porque tal método existe y es eficaz. Por otro lado la expresión “método científico” es engañosa, pues puede inducir a creer que consiste en un conjunto de recetas exhaustivas e infalibles que cualquiera puede manejar para inventar ideas y ponerlas a prueba. En verdad no hay tales recetas populares para investigar. Lo que sí hay es una estrategia de la investigación científica. Hay también un sinnúmero de tácticas o métodos especiales característicos de las distintas ciencias y tecnologías particulares. Ninguna de estas tácticas es exhaustiva e infalible. No basta leerlas en un manual: hay que vivirlas para comprenderlas. Ni dan resultado todas las veces. El que resulten depende no sólo de la táctica o método sino también de la elección del problema, de los medios (conceptuales y empíricos) disponibles y, en no menor medida, del talento del investigador. El método no suple al talento sino que lo ayuda. La persona de talento crea nuevos métodos, no a la inversa.



La estrategia o método general de la ciencia nació hace tres siglos y medio, se desarrolló y no tiene miras de estancarse en su evolución. Además de desarrollarse, se expandió y sigue expandiéndose. Ya domina a las ciencias sociales y a la tecnología, y está comenzando a presidir algunas zonas de la filosofía. El día en que el método científico las domine a todas podremos hablar de filosofía científica, no ya como de un embrión, sino como de un organismo maduro.



En resumen, el método científico no es tan milagroso como suelen creerlo sus entusiastas que sólo lo conocen de oídas, ni de tan corto alcance como quieren hacemos creer sus detractores. El método científico no es ni más ni menos que la manera de hacer buena ciencia, natural o social, pura o aplicada, formal o fáctica. Y esta manera puede adoptarse en campos que antes no eran científicos pero que se caracterizan, al igual que la ciencia, por la búsqueda de pautas generales.



Para terminar: puesto que el método científico es la manera de conducir investigaciones científicas, no puede aprenderse separadamente de éstas. Se va dominando el método -y acaso también modificándolo- a medida que se va haciendo investigación original. Lo que sí puede hacerse, una vez aprehendido -no simplemente aprendido en algún texto- es analizarlo. Este análisis del método científico es una parte importante aunque poco voluminosa de la filosofía de la ciencia o epistemología. La mejor manera de efectuarlo es sobre la base de casos particulares tomados de la historia de la ciencia o, aún mejor, de la ciencia contemporánea. (Bunge, 2006: 48-49).

A destacar algunas palabras entre líneas:



-El hombre hace de todo y con diversos procedimientos.



-Cuando los procedimientos se regulan y obedecen a reglas, entonces se les puede considerar métodos.



-Sin embargo, la traducción de procedimientos en métodos no constituye la única forma de racionalidad. Sin método, puede haber racionalidad.



-Para inventar cosas o ideas no hay métodos. Importante aporte a la arquitectura, actividad en la que se inventan cosas.



-Procedimientos que apuntan a lo nuevo, a lo original; no se pueden reglamentar.  



-Aplicar siempre y de la misma manera los métodos conocidos conduce al estancamiento del hacer.



-El método científico se revela engañoso cuando es aplicado como receta.



-El método no es garantía de resultado. No suple al talento, no suple a la búsqueda.



-El método científico no es ni tan bueno ni tan malo. Sí es el mejor procedimiento para la ciencia. 


(Mario Bunge (2006). Epistemología. México DF. Siglo XXI Editores).



 
Veamos ahora una secuencia de fotos, en acercamiento progresivo. Provienen de la planta baja del edificio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, CUC, obra de Carlos Raúl Villanueva. Vemos una superficie de bloques calados y más atrás un mural del artista Victor Valera. Esta estupenda obra la vemos al final del espacio. Es un final pleno de luz y de movimiento. Hemos consultado planos originales del proyecto y no hemos identificado lo que finalmente se construyó. En los planos que vimos, el espacio concluye con una simple pared. 

¿Que llevó a Villanueva a inventar semejante respuesta arquitectónica?  

Creo que nuca lo sabremos y eso poco importa. 

Lo que sí importa es esta magnifica pieza que Villanueva nos regaló. 

No hay método, no hay investigación. Sí racionalidad, sí talento. 

Es el mundo de la arquitectura, uno que está en contraste con las estructuras reglamentadas de la ciencia. 

Nada de polémico en esto: la ciencia sirve para lo que sirve y la arquitectura sirve para ofrecernos obras como las que vemos en las fotos.






 
 


 







Comentarios

Entradas populares de este blog

DE LECTURAS: TIEMPO NUBLADO. OCTAVIO PAZ (03-VIII-2016)

Con este artículo, abro una nueva etiqueta, una que desde hace tiempo quería incorporar al blog. La he llamado DE LECTURAS. Este nuevo compartimiento estará dedicado a los libros que voy leyendo y a algunos pasajes, citas y/o reflexiones que surgen a partir de esas lecturas.  A veces sucede que leo, otras veces releo. Y esta publicación corresponde al segundo caso.  Se trata de Tiempo nublado de Octavio Paz, libro que adquirí usado en la Librería Minerva de La Florida, hace ya varios años. En esa ocasión también me apropié de El ogro filántropico , suerte de par de este que hoy comento.  Son ensayos históricos de largo alcance. Corresponden a los años setenta y ochenta del siglo XX. Vamos entonces con Octavio Paz. Y este es el título que propongo:  LOS INTELECTUALES MARXISTAS. LOS CRUZADOS DE LA ERA MODERNA   En su origen, el neotomismo fue un pensamiento destinado a defender a la ortodoxia de las herejías luteranas y calvinistas, que fueron las primeras ex

Laugier y el origen de la arquitectura

En 1753, el abad Marc Antoine Laugier (1713-1769), publicó el “Essai sur l´ architetture” (Ensayo sobre la arquitectura). Una de las ideas fundamentales de este texto la constituye el pasaje “El origen de la arquitectura”. Este texto se acompaña con un grabado que,   para Laugier, ilustra ese origen: unos palos hincados en el suelo cual columnas, otros dispuestos en triangulo encima, recordando un frontón clásico, y finalmente unas hojas, cubriendo el techo. Laugier plantea una arquitectura con un orden absolutamente riguroso. Desecha toda forma de ornamentación, así como todo elemento que no justifique plenamente su cometido dentro de la totalidad. Como ya se dijo, estas ideas se pueden fácilmente reconocer en la ilustración. Esta construcción de rasgos esenciales presagia el neoclasicismo, así como lo hacen los comentarios de Laugier (AA. VV., 2003: 310-311). Pero, en este momento quiero detenerme en otro aspecto de la imagen.             En primer plano vemos una figura f

CUATRO PRECEPTOS LÓGICOS Rene Descartes

1 - “…No aceptar nunca cosa alguna como verdadera que no la conocieses evidentemente como tal, es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presentase a mi espíritu tan clara y distintamente, que no tuviese ocasión alguna de ponerlo en duda.” 2- “… Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como se requiriese para su mejor resolución.” 3- “…Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y fáciles de conocer para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más complejos, suponiendo, incluso, un orden entre los que no se preceden naturalmente.” 4- “… Hacer en todas partes enumeraciones tan completas y revistas tan generales que estuviese seguro de no omitir nada.”   René Descartes (1983). Discurso del método . Barcelona, Ediciones Orbis sa, pp. 59-60.