Leamos lo que escribe Octavio Paz escribe sobre la libertad:
La libertad no es ni una
filosofía ni una teoría del mundo; la libertad es una posibilidad que se
actualiza cada vez que un hombre dice No al poder, cada vez que unos
obreros se declaran en huelga, cada vez que un hombre denuncia una injusticia.
Pero la libertad no se define: se ejerce. De ahí que sea siempre momentánea y
parcial, movimiento frente, contra o hacia esto o aquello. La libertad no es la
justicia ni la fraternidad sino la posibilidad de realizarlas, aquí y ahora. No
es una idea sino un acto. La libertad se despliega en todas las sociedades y
situaciones pero su elemento natural es la democracia. A su vez, la democracia
necesita de la libertad para no degenerar en demagogia. La unión entre
democracia y libertad ha sido el gran logro de las sociedades modernas de
Occidente, desde hace dos siglos. Sin libertad, la democracia es tiranía
mayoritaria; sin democracia, la libertad desencadena la guerra universal de los
individuos y los grupos. Su unión produce la tolerancia: la vida civilizada.
(Octavio Paz. 1983. El ogro filantrópico. Barcelona, Seix Barral, p. 294)
Una de las cosas que me atrae de este texto de Paz
es que reivindica práctica sobre teoría y acción por encima de definición.
Hay áreas del actuar humano que les presta la
reflexión y el discurso. Otras, en cambio, nos impulsan a la realización, al
hacer.
De nada nos sirve un concepto puro de libertad si no
lo ponemos en práctica.
Con esta aproximación, Paz parece querer alertar a
esa tentación intelectual que quiere encapsularlo todo, definirlo todo.
En el mismo texto, Paz habla de la utopía como de
una huida.
El texto de donde extraemos el párrafo de arriba
contiene un permanente llamado a la crítica, a un razonar y meditar sobre la historia
y sobre las fuerzas que nos impulsan.
De lo anterior se puede extraer una lección.
Las ideas son importantes, pero también lo es la
revisión crítica de nuestras creencias. En otras palabras, la crítica
fundamental es aquella que va dirigida hacia nosotros mismos.
No nos engañemos. Pensar y actuar no deben verse
como opuestos antagónicos, sino como dos fuerzas ineludibles que deben estar
regidas por la crítica y por nuestra humanidad.
Las fotos que incluimos abajo muestran la Plaza de Los Palos Grandes, obra del arquitecto Edwing Otero. Ejercicio de crítica y de arquitectura que permite que miles de personas practiquen su libertad ciudadana. Las tomamos el 12 de diemcibre de 2015.
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