Aclaratoria previa En este artículo voy a tratar de dos obras de arquitectura, empleando un par de categorías que propongo como recursos de análisis de teoría de la arquitectura. Se debe entender lo que sigue como un ejercicio de comprensión, siempre parcial, que creo tiene utilidad. Sin embargo, quiero subrayar que lo que sigue no constituye una síntesis comprensiva de las dos obras. Tampoco se abordan todos los temas relativos a ambas. Las dos obras son bellas. Los aspectos de ellas que pondré de relieve son condiciones de esa belleza. Pero no son las razones suficientes. Hay algo más allá –la arquitectura como un todo- que contiene las cualidades de estas dos magníficas obras. El ejercicio que haré tiene que ver con lo que Joao Rodolfo Stroeter llama “El placer del conocimiento” (Stroeter, 2005). Se trata de la genuina curiosidad por conocer cómo están constituidas las obras. Así lo explica: En el cine, como en otras tantas actividades, lo que se hace es tan importante...
Abrí este blog en mayo de 2015. Lo dedico a la arquitectura y a la docencia. Pero también al cine, fotografía, literatura y música. Comparto aquí mis búsquedas intelectuales, lo que me inquieta y entusiasma.