A
veces nos tienta considerar a un artista por encima de otro y a una obra sobre otra.
Pretendemos clasificar y aproximarnos
cual científicos a las obras. Ciertos profesores se sienten así expertos y rigurosos.
De repente, un
alumno pregunta: ¿Qué es más eficiente? Y se me hace difícil contestar.
Hace
un rato escuchaba música; una pieza de Ahmad Jamal. Me parecía extraordinaria,
sobresaliente: Luego, ya en otra cosa, me pasó por la mente compararla con
otras.
Finalmente, encontré
la respuesta.
Descartemos antes la
posibilidad de resolver este
asunto acudiendo a factores circunstanciales o materiales. Imaginemos
que nos colocan ante una pequeña pintura y otra de gran formato o ante el
proyecto de una pequeña casa y el de un aeropuerto. Nuestros juicios sobre las
obras no dependerán de las complejidades implícitas ni de la relevancia social
de las obras. Nuestra apreciación valora atributos artísticos, no comodidades.
Tampoco horas-hombre.
No me detengo en la pieza
de Jamal porque contenga más instrumentos o porque la canción sea más extensa
que otras.
La cuestión se aclara gracias a esa
misma fuerza arrolladora que nos transmite una pieza perfecta, sea pintura,
música o arquitectura.
Al entrar en contacto con
una obra maestra, nos parece extraordinaria y única. Esa maestría es
envolvente, nos atrapa en su interior. Y allí, cuando nos rodea no deja espacio
para las comparaciones.
Así funciona el arte. No
sólo es inconmensurable con la ciencia y con eso que llaman sentido común. Cada
pieza es también única entre sus contemporáneas o con las que, por género u
otra clase de agrupación, la consideramos cercana.
Al respecto conviene
recordar a Octavio Paz. En forma sucinta expondremos los atributos que reconoce
en la obra artística:
1-Aunque utensilios y obras
de arte poseen materialidad los primeros comparten filiaciones en forma
palpable.
2-La técnica busca
eficacia. Si encontramos una conveniente la emplearemos una y mil veces, hasta
que descubramos otra mejor. En cambio, la técnica de cada obra artística le pertenece. El fusil sustituye al arco, pero
La Eneida no sustituye a La Odisea.
3-Las técnicas artesanales
e industriales contienen recetas e instrumentos propios. La técnica poética no
es transmisible.
4-Por último, los objetos
comunes –y por lo tanto comparables–
responden a la utilidad. La obra de arte es una “forma particular de
comunicación.” (Paz, 1983).
Como se concluye por lo dicho,
en arte no hay progreso. Cada obra es única ¿Cómo comparas al Partenón con la
Catedral de Chartres? ¿Cómo Mozart con Coltrane?
El arte provoca la
experiencia de un eterno presente. Ante la fuerza de la obra notable quedamos
atrapados, no terminamos nunca de entenderla del todo. Cada vez se nos presenta
como algo nuevo.
Por algo será que en este
campo se emplea el término clásico.
(1) Ahmad
Jamal (1930) es un destacado pianista de jazz. Su carrera es muy extensa.
Comienza en los 50´ y sigue activo. En años recientes ha tocado y grabado en
París así como en Nueva York en el Lincoln Center. En 1963 sale a la luz su pieza
más famosa –Poinciana– una rareza en el
mundo del jazz ya que es aceptada por un amplio público. Su forma de tocar se
caracteriza por las acentuadas pausas y por la fuerte presencia de la sección
rítmica.
Octavio Paz
(1983). El arco y la lira. México DF,
Fondo de Cultura Económica.
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