La
entrevista de la que reproducimos el inicio es la primera que acompaña un
ejemplar de El Croquis dedicado a
Rafael Moneo (1937). Así comienza:
Las obras que presentamos parecen
carecer de un 'estilo' personal que las ligue. ¿Cree que ello responde
únicamente a una cuestión de lenguaje? ¿Considera su arquitectura la propia de
un ecléctico?
Y
así responde Moneo:
Y
aquí va mi comentario.
Es
inevitable. Cada vez que leemos a Rafael Moneo tenemos la certeza de que este
arquitecto español señala ideas importantes.
La cuestión del estilo es una suerte de fijación, un a priori del que se zafa. El proyecto –arquitectura nueva- se alimenta de la propia arquitectura, de las condiciones del programa y de las determinantes del lugar.
Erecteion (421-406 a C.) Atribuido a Filocles
Museo de Arte Romano de Mérida (1980-85). Rafael Moneo.
En primer lugar
hay que decir que las obras pueden ser personales sin que tengan un 'estilo' personal.
Cada uno de los proyectos que aquí se publican es una respuesta personal a
situaciones, lugares y programas muy diversos. Mi preocupación primera, cuando
comienzo a estudiar un nuevo proyecto, es identificar con claridad cómo la
'disciplina' que practicamos, la arquitectura, puede contribuir a resolver el
problema que hay implícito en toda construcción, por simple que ésta sea.
Saber, dicho
con otras palabras, qué puede hacer un arquitecto con la disciplina de que se
sirve para clarificar una determinada situación, dar sentido a un lugar o
satisfacer un programa, lo que implica la adecuada elección del tono a que ha
de someterse su trabajo, para no caer ni en los excesos ni en los errores a que
llevan una mala interpretación de los encargos. Esto me parece mucho mejor que
el acudir a resolver un problema de arquitectura con la obsesión del manejo de
un
determinado estilo.
determinado estilo.
Por ello, si de
lo que' se trataba era de preguntarme si me acerco a un trabajo sin prejuicios
acerca del estilo, sin un partido tomado con respecto al lenguaje que vaya
emplear, mi respuesta es afirmativa: procuro prescindir de cualquier a priori estilístico cuando comienzo a
trabajar en un proyecto. Pero, ya que habéis mencionado la palabra 'estilo', me
gustaría decir que, si bien el concepto 'estilo' ha mostrado ser de extrema
utilidad para el estudio de la historia del arte, no debe, en mi opinión,
reducirse el problema en el que hoy se encuentra inmersa la arquitectura a una
cuestión de estilo.
Entiendo que se mire con nostalgia a los años de entreguerras, cuando
la fe en un nuevo estilo ecuménico y universal parecía asegurar una nueva etapa
en la vida de la humanidad, pero no creo que el presente que conocemos nos
permita pensar de igual modo.
Hoy las esperanzas de acuñar un estilo ecuménico y universal, de forjar
un lenguaje único y exclusivo que acabe de una vez por todas con la Babel en la
que vivimos, se han desvanecido. Cada vez se hace más evidente que el mundo es
plural, diverso y multiforme, y que hemos de aceptar esta realidad como principio
primero y básico. Pero, y aunque después de lo dicho se comprenderá que el
término ecléctico haya perdido en buena medida las connotaciones peyorativas
que lo caracterizaban cuando se aplicaba a los arquitectos victorianos, no creo
que sea, en lo que tiene de fluctuante y alternativo, el más adecuado para mi trabajo
en el que, yo al menos así lo veo, ha habido siempre una clara continuidad.
Me gustaría que
se pudiese hablar de una arquitectura densa, no inmediata, bien hecha, y si todo
esto se consiguiese sin perder una cierta frescura y conservando el aroma de lo
que fue el primer contacto con la realidad sobre la que se trabaja, mejor que mejor.
Comprendo que ésta es una meta poco menos que imposible, difícilmente lcanzable.
Y, sin embargo, algunos han llegado: el arquitecto del Erecteion, por ejemplo.
Y
esto sucede porque Moneo se aparta de habituales convenciones que inundan la
cultura arquitectónica. Así, cuando habla del lugar nos dice que no hay obra
que se instale en un sitio sin ejercer cierta violencia o; en otra ocasión,
cuando señala que la arbitrariedad es una constante en el hacer arquitectura.
La
primera pregunta que le hacen en una entrevista de 1985 parte del supuesto de que
su obra no es unitaria. Es antes que nada el fruto de la obra de un ecléctico.
¿Cómo
responde Moneo?La cuestión del estilo es una suerte de fijación, un a priori del que se zafa. El proyecto –arquitectura nueva- se alimenta de la propia arquitectura, de las condiciones del programa y de las determinantes del lugar.
El
arquitecto y su consciencia no desparecen. Toma decisiones, pero una
fundamental para Moneo es la de no fijar la forma de antemano. Ese es su sello personal.
Sello de método y no sello de marca.
Luego
contextualiza la noción de estilo. Fue útil para la historia tradicional para
encapsular categorías –gótico, renacimiento, barroco- y fue un instrumento que
copó las formas de la arquitectura de entreguerras, aunque se pretendía eludir
el sello estilístico.
Como
comentario adicional, vale la pena recordar El Escorial o la Catedral de
Santiago de Compostela, edificios emblemáticos de la arquitectura española que difícilmente
podemos encapsular en los estilos históricos convencionales. Al señalar esto,
queremos acentuar el carácter español de Moneo.
Finalmente,
Moneo reivindica la arquitectura no
inmediata.
Y
nos preguntamos ¿Qué es esto?
Escuchando
sus palabras y viendo lo que hace en sus obras podemos aventurar que Moneo
apunta hacia una arquitectura de larga duración despojada de la verborrea
circunstancial, pero también capaz de ofrecer alguna respuesta que nos
inquiete, que nos ponga a pensar.
Al
final del texto que reproducimos Moneo recuerda al Erecteion, ese curioso templo clásico con tres
pórticos, sin basamento, posado en diversos niveles y con columnatas de
diferentes alturas. Sin embargo, aun con todos estos desperfectos, el templo se
erige como obra clásica.
Es el mismo temple de obras como el Museo de Arte
Romano de Mérida (1980-85) o el Kursaal de San Sebastián (1990-1999).
(Primavera spring 1985”. Entrevista a cargo de Fernando Márquez y Richard Levene. (2004). Rafael Moneo 1967 2004 El Croquis. Madrid, El Croquis Editorial) Museo de Arte Romano de Mérida (1980-85). Rafael Moneo.
Auditorios Kursaal. San Sebastián (1990-99). Rafael Moneo.
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